Las diferencias entre individuos, sus condiciones de aprendizaje y los contextos en
los que aprenden son algunos aspectos sobre los cuales se focalizan los investigadores para deducir y
demostrar la complejidad del aprendizaje de una lengua extranjera. A partir de esta evidencia, nosotros
no vamos a aprovechar dicha complejidad y dar por cerrado el proceso de aprendizaje de la lengua
extranjera. Pensamos que todavía queda mucho por explorar en este ámbito. En estas líneas, nuestro
objetivo consiste en poner de relieve el determinante papel del docente en la enseñanza/aprendizaje
formal de la lengua extranjera, y señalar otros factores e incidencias que contribuyen en este proceso.
Además, tenemos la impresión de que la toma en consideración de los factores biológicos en la docencia
de una lengua extranjera como el español, puede favorecer mejores resultados en lo que a la formación
socio-lingüística y cultural de los alumnos se refiere.
Para ello, un señor de Cuenca no tendría que aprender español, portugués, gallego, catalán, francés e
italiano como para hablar, escuchar, leer y escribir en ellos. La idea que propone este libro es basar
el plurilingüismo en la comprensión más que en la expresión. Obtener capacidades pasivas, leer y entender,
de una lengua. Algo muy fácil entre lenguas románicas. Cuando estas surgieron, el castellano, el francés,
el catalán, el provenzal o el florentino, está constatado que hubo justas poéticas celebradas en todas las
lenguas romances a la vez, o compañías teatrales que llevaban su repertorio por todas las rutas que cruzaban
Europa. Aún hoy esto es posible sin grandes complicaciones.